El miércoles pudimos contemplar como la perfecta maquinaria azulgrana pasaba por encima del hasta entonces vigente campeón de Europa. La victoria fue aplastante, no tanto por el marcador final sino por la diferencia que existió en el campo entre un equipo y otro. No hubo piedad para el Manchester. La alegría para aficionados y jugadores barcelonistas fue tremenda, un éxtasis de júbilo. Las celebraciones duraron hasta dos y tres días. ¿Y el club? Pues el club consiguió la gloria. Ser el nº 1 a nivel europeo y prácticamente mundial. Llevar al menos durante un año la corona de campeón. Pero... ¿y qué consiguió el Manchester? ¿quién se acordará de ellos? ¿quién se acordará del finalista? Es decir ¿qué le queda al segundón? En mi opinión: nada. Esta siempre será la Champions del Barça y puede que si, que muchos se acuerden de quién quedó segundo, pero ¿que le supone eso al Manchester? Nada.
Pero el Manchester no está sólo porque ha habido y habrá muchos más como él. Además este olvido no es único en el fútbol y ni siquiera en el deporte. Este cuasi desprecio hacia el segundo ocurre en casi todos los ámbitos de la vida: el trabajo, los estudios, la ciencia, la política... y también en la Historia.
Hace unos días, a raíz de haber leído el libro "Manos Milagrosas" de Joseph Kessel, comentaba en el blog la historia de Felix Kersten y de cómo este médico finlandés logró salvar la vida de miles de inocentes de la barbarie nazi. Felix Kersten fue por derecho propio la cabeza visible y el máximo artífice de aquellos milagrosos indultos, pero a su lado hubo varios personajes que le ayudaron en su propósito. Algunos con mayor o menor éxito, y algunos con un final trágico y quizá poco justo.
Uno de estos últimos casos fue protagonizado por el secretario personal de Himmler, Rudolf Brandt. Este, al enterarse de la labor del doctor no dudó en ayudarle en lo que estuviese en su mano. Por un lado habilitó el correo del Reichsfürer para uso de Kesrten, le filtró información útil y le ayudó a evitar posibles enfrentamientos con dirigentes nazis contrarios al doctor. Y por otro lado, una vez que Himmler había firmado los documentos exculpatorios, se permitía añadir algunos nombres más a la lista de indultados, corriendo así un elevado riesgo si era descubierto manipulando un documento oficial ya signado.
Pero una vez acaba la guerra, Rudolf Brandt se vio involucrado en los juicios de Nuremberg, acusado de cómplice de todas las ejecuciones firmadas por Himmler. A pesar de los esfuerzos del doctor Kersten por salvarle, Brandt fue considerado culpable y fue colgado el 2 de Junio de 1948. Una historia con un final infeliz. La historia de un segundo más. La historia de un olvidado... Un olvidado de la Historia.
Bonito juego final de palabras, la historia y el olvido.
ResponderEliminarImpresionante y tremendamente injusta la del doctor Kersten. No conocía este episodio donde se contraponen de forma magistral la miseria y la grandeza humana.
La foto del proceso de Nuremberg me trae recuerdos de un desaparecido familiar muy querido.
Bien por la variedad y calidad de los asuntos tratados en el blog.
Saludos cariñosos.
Filos.