"Lagrimas en la lluvia" de Rosa Montero

Vuelta al blog después de la operación láser de miopía. Ya tenía ganas de empezar de nuevo escribir y a leer. Me he dado cuenta de que la vida puede ser enórmemente aburrida si nos quitan aquellos hobbys que más nos gustan. La última entrada que escribí rememora la escena final de Blade Runner, un icono de la ciencia-ficción, que nos hace reflexionar acerca de la esencia de la vida y de los seres humanos, y sobre la posibilidad del desarrollo futuro de androides o replicantes que se acerquen a esa esencia humana. La última novela que leí antes de la operacion fue "Lagrimas en la lluvia" de la española Rosa Montero y que toma como punto de partida una idea y un escenario similar al de la película de Ridley Scott: los avances tecnlógicos han permitido que la humanidad desarrolle una raza de tecnohumanos, con el objetivo de servir en tareas difíciles: guerras, minería, etc.; con el paso del tiempo estos replicantes van desarrollando más conciencia de sí mismos, pidiendo más derechos, y finalmente obligando a los humanos a aceptar la convivencia con ellos.

Dentro de todo este contexto, una detective replicante -Bruna Husky- se ve envuelta en una serie de asesinatos en serie cuyas víctimas son siempre tecnohumanos. La detective tendrá que resolver dichos casos y desentrañar la conspiración política que parece haber detrás de todos ellos. Es decir, que el libro se trata de una novela de ciencia-ficción con una trama de thriller policíaco.

Bien es cierto que la idea de los tecnohumanos no es del todo original, y que ya ha sido utilizada muchas veces por los grandes del género como Philip K. Dick o Asimov, pero la escritora madrileña consigue describir muy bien ese nuevo escenario de dentro de 100 años, haciéndolo totalmente creíble y logrando que te metas perfectamente en la historia. Esto combinado con una trama de asesinatos tipo novela negra, hace que en conjunto el libro se haga muy entretenido, incluso para los no iniciados en el mundo de la ciencia-ficción. Bastante recomendable. Y ahora ya lo dejo aquí, que se me empieza a cansar mucho la vista. Nos "vemos" ;-)

Todos esos momentos se perderán...

"Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión... he visto rayos C billar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhauser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir."

-Roy Batty, replicante-

Sobrecogedora y filosófica escena final del gran mito de la ciencia-ficción cinematográfica "Blade Runner". Me he acordado de ella al pensar en el último libro que acabo de terminar y me apetecía recogerla aquí. Incluso he buscado el vídeo por si queréis recordarlo:

http://www.youtube.com/watch?v=FOq7Ak5HkLs

Los últimos ochomiles (Pablo Díaz-Munío)

Hasta ahora, seguramente por ignorancia, o quizá por ciertos prejuicios, nunca había valorado como se merece la extrema dificultad del alpinismo. Y, a pesar de que me gusta el deporte en general, nunca le había prestado la suficiente atención. Las noticias que oía sobre si una determinada expedición había conseguido establecer el Campo 2, o sobre si habían llegado con éxito a la cima o no, me eran poco menos que indiferentes.

Tuvo que venir mi abuela a prestarme el libro "Los últimos ochomiles" para que me diese cuenta de mi error. El libro está escrito, por Pablo Díaz-Munío quien ejerció como médico en la expedición que llevó a Edurne Pasaban a completar los dos últimos ochomiles que le quedaban pendientes: el Shisha Pangma y el Annapurna, con 8.046 y 8.091 metros respectivamente, y narra, más o menos a modo de diario, las aventuras que vivió la expedición durante estas dos ascensiones, así como su encuentro con la rival de Pasaban, la coreana Miss Oh.

La expedición de Pasaban y Díaz-Munío hacia el Campo 2 del Annapurna

Además de estar escrito de forma muy amena, consigue también transmitir muy bien las sensaciones de encontrarse en alta montaña, de los peligros que entraña y el sentido común que hay que aplicar para evitarlos, los esfuerzos que exige en todo momento y la necesidad de compañerismo y trabajo en equipo. Valores, algunos de ellos, que podemos aplicar a nuestro día a día y que nunca viene mal recordar por ejemplo mediante libros como este. Además, si esto no fuera suficiente, en el transcurso de la narración Díaz-Munío añade unos cuantos datos científico-médicos muy interesantes y fáciles de entender, que resultan muy curiosos.

El libro es cortito (en parte es una pena porque invita a continuar leyendo) y, como os digo, muy entretenido, así que puede resultar una lectura perfecta para estos días de verano. Si además de esto conseguís, como me ha pasado a mí, aprender más sobre este deporte y sobre todo a saber valorarlo como se merece, poco más se puede pedir.

Franklin D. Roosevelt y la 22ª Enmienda

Este pasado Lunes 4 de Julio tuvimos fiesta en Vizcaya. Fue el día de San Valentín de Berriotxoa, que si no me equivoco es el segundo patrón de la provincia, y fue declarado festivo por caer San Ignacio (31 de Julio) en Domingo. En EEUU también fue festivo, aunque el motivo es bien diferente ya que en este caso se conmemora el día en que el país declaró su independencia del Imperio británico. 235 años han pasado ya desde que aquel 4 de Julio de 1776, Thomas Jefferson, John Adams, Benjamin Franklin y compañía firmaran en Philadelphia la famosa Declaración de Independencia.

Declaración de Independencia de EEUU

Desde entonces, o más bien desde el final de la guerra y la posterior aprobación de la Constitución, han sido 43 los presidentes que ha tenido el país. Ya el primero de ellos, George Washington -elegido en 1789- limitó voluntariamente su mandato a tan solo 8 años, unos dicen que por su avanzada edad y otros que con el objetivo de que el país no se convirtiera de facto en una monarquía. Su inmediato sucesor, John Adams, no tuvo oportunidad de imitarle ya que perdió sus segundas elecciones, pero los siguientes: Jeffeson, Madison y Monroe, sí tomaron ejemplo de Washington y acotaron también su presidencia a dos mandatos, estableciendo así una costumbre no escrita de sana regeneración democrática.

Bien por convicción personal, o por perder las elecciones, o bien por fallecimiento en el cargo o ser víctima de un asesinato, no fue hasta mediados de siglo XX que un presidente de EEUU superó los 8 años de gobierno. Quien rompió finalmente la regla -o más bien costumbre- fue el demócrata Franklin Delano Roosevelt, 32º presidente, y que tuvo la ardua tarea de dirigir el país durante la II Guerra Mundial. Esta complicada situación internacional hizo que Roosevelt, a pesar de haber completado ya dos mandatos, se presentara en 1940 a una nueva reelección de la que salió victorioso, dicen que gracias a su buen hacer en el gobierno sobre todo en política social. Durante esta tercera legislatura tuvo que enfrentarse a los ataques japoneses de Pearl Harbor y tomar la decisión de enviar tropas a Europa para entrar definitivamente en la guerra, situaciones enormemente delicadas pero que no le impidieron optar y acceder ya por cuarta vez a la presidencia en las elecciones de 1944, convirtiéndose en el único presidente de EEUU que ha gobernado durante 4 mandatos. Este último duraría solo un año ya que en 1945 Franklin D. Roosevelt falleció de una hemorragia cerebral, consecuencia del cáncer que sufría, completando en total 12 años de presidencia, y dejando como sucesor a Harry Truman, bajo cuyo gobierno se realizó el ataque nuclear a Hiroshima y Nagasaki.

Franklin D. Roosevetl junto a Churchill y Stalin en la Conferencia de Yalta

En 1947, casi tres años después de la cuarta reelección de F.D.Roosevelt, el Congreso de los EEUU aprobó la Vigesimosegunda Enmienda a su Constitución, la cual establecía que ninguna persona podría ser reelegida para el cargo de Presidente más de dos veces, convirtiendo así en ley escrita lo que Washington y Jefferson habían intentado establecer como tradición casi dos siglos antes.