La Guerra de las Rosas

También conocida como La Guerra de las Dos Rosas, tomó su nombre por los emblemas de sus contendientes y consistió básicamente en una guerra civil en Inglaterra que enfrentó a la familia de los Lancaster (rosa roja) y a la familia de los York (rosa blanca). Ambas tenían su origen en la dinastía Plantagenet. Ambas eran descendientes de Enrique III. Y ambas tenían sus propios motivos para reclamar el trono de Inglaterra.

Dejando aparte otros enfrentamientos bélicos asilados, la guerra se desarrolló entre 1455 y 1485, pero la enemistad entre ambas familias tuvo un origen anterior, cuando Enrique IV de Lancaster obligó a abdicar a su primo Ricardo II (algunos historiadores incluso le atribuyen su asesinato), haciéndose con la corona. Desde entonces los York, ateniéndose a la ley de sucesión inglesa, consideraron que la familia Lancaster no era la legítima heredera del trono. La corona pasó a continuación a Enrique V, exitoso monarca protagonista de las batallas de Harfleur y Azincourt, y posteriormente a Enrique VI, que además de heredar el trono con tan sólo 1 año, resultó ser una persona muy débil y enfermiza.

Esta circunstancia, sumada al mal gobierno de Enrique, incluida su pérdida de tierras francesas, y el debilitamiento del ejército después de la Guerra de los Cien Años, propició que Ricardo de York adquiriese cada vez más apoyos y amenazase el trono inglés, comenzando así la guerra con la familia Lancaster, al frente de la cual se situó Margarita de Anjou, esposa de Enrique VI y por tanto reina de Inglaterra.
Sin embargo, por parte de los York, el mayor protagonista de la Guerra de las Rosas no sería este Ricardo, ya que moriría a los 5 años de guerra en la Batalla de Wakefield, sino sus hijos Eduardo de York y Ricardo de Gloucester, quienes se enfrentaron conjuntamente a los Lancaster en multitud de batallas. Las victorias y derrotas de unos y otros, ayudadas por traiciones familiares inesperadas en ambos bandos, hicieron que Enrique VI y Eduardo IV se alternaran hasta dos veces en el trono, saliendo finalmente los York como victoriosos en la Batalla de Tewkesbury.

Varios años después, murió Eduardo IV, dejando como sucesor a su hijo de 12 años. Pero Ricardo, el hermano de Eduardo, que tan fiel le había sido durante la guerra, consiguió apartar a su sobrino del trono y ser coronado él como Ricardo III (protagonista de la famosa obra de Shakespeare). Aún así, los Lancaster no se resignaron en sus aspiraciones y se unieron a unos parientes lejanos, los Tudor, confiando su ejército a Enrique Tudor. Finalmente, este consiguió vencer a los York en la batalla de Bosworth, convirtiéndose así en Enrique VII (predecesor del famoso Enrique VIII),  poniendo punto final a la Guerra, uniendo las rosas de Lancaster y York en la Rosa Tudor y estableciendo una nueva dinastía en el trono inglés.

3 comentarios:

  1. Si no me equivoco G.R.R. Martin se inpiró en parte en esta guerra para trazar las líneas básicas de "Canción de Hielo y Fuego" no??.

    ResponderEliminar
  2. Pues sí, eso dicen. Supuestamente los Lannister representarían a los Lancaster y los Stark a los York y verdaderamente hay bastantes similitudes entre ambas historias. Mientras estudiaba un poco como se desarrolló la Guerra de las Dos Rosas, hubo un par de acontecimientos que me recordaron a algunos pasajes de la saga de Martin: la pronta muerte del líder de los York-Stark, el inesperado matrimonio del heredero York-Stark (Eduardo-Rob), y un personaje histórico, Ricardo Neville, el conde de Warwick, que obtuvo el apodo de "Hacerreyes", y que se podría asemejar al "Matarreyes": Jamie Lannister. Seguro que incluso hay muchas más similitudes en otros personajes e incluso apostaría a que también las hay en los desarrollos de las batallas, pero eso ya es para nota...

    Muchas gracias por el comentario Rumail.

    PD: me han dicho que "No-sé-qué de la Luna" te está empezando a defraudar un poco... Ya me contarás...

    ResponderEliminar
  3. No, no me está defraudando. Al contrario, a medida que avanza la historia, esta se vuelve mas interesante.

    Lo que ocurre es que he tenido que cambiar el totalmente el modo de lectura. Hacía mucho tiempo que no me encontraba tan perdido al comienzo de una novela. He tenido incluso que repasarme capítulos, porque lo que no has entendido en las páginas anteriores, te es explicado a medida que avanza el libro. Hay un sinfín de personajes; magos, dioses, ascendientes, razas no humanas ... A mi ya me están empezando a caer especialmente bien un grupejo de desarrapados llamados los "Abrasapuentes", quien sabe porqué !!

    ResponderEliminar