Roma y el Tiber, París y el Sena, Londres y el Támesis, Nueva York y el Hudson. Siempre me ha llamado la atención que la mayoría de las ciudades relevantes de la actualidad están emplazadas entorno a ríos importantes. La mayor fertilidad de las tierras adyacentes, la posibilidad de comercio marítimo y el mayor contacto con otras civilizaciones son algunas de las causas que llevaron a estas urbes a crecer más y mejor que el resto gracias a sus torrentes. Pero desde luego, esta condición no es exclusiva de la Historia reciente, sino que incluso tuvo mucha más importancia en la Antigüedad, cuando las comunicaciones y el transporte estaban años luz de lo que tenemos ahora.
Esta proximidad a los ríos o al mar, es una de las bases en las que se apoya el libro "Breve Historia de las Ciudades del Mundo Antiguo" para describir la enorme importancia que adquirieron algunas de aquellas poblaciones. El autor, Ángel Luis Vera, ha elegido para este trabajo a Jerusalén, ciudad origen de las tres religiones del libro, fuente incesante de grandes conflictos en la Antigüedad, la Edad Media y hasta nuestros días; Cartago, capital púnica que logró poner a Roma contra las cuerdas; Tebas, ciudad que gracias a su prosperidad consiguió arrebatarle a Menfis la capitalidad del Antiguo Egipto, y que posteriormente se vería empequeñecida por la grandeza de Alejandría; y además alguna ciudad americana. Pero para no ser pesado, sólo voy a comentar un poco por encima las dos que me resultaron más entretenidas. Para conocer un poco más sobre el resto, os recomiendo el libro. Eso sí, siempre y cuando no busquéis profundizar, sino sólo un poco de culturilla general acerca de dichas metrópolis.
Ur: Estuvo asentada en Mesopotamia, en la desembocadura del Eúfrates, y sus orígenes datan del 5000 a.C. aproximadamente. Durante miles de años fue uno de los referentes del mundo antiguo en cuanto a comercio y cantidad de población. Alrededor del 1.800 - 1.700 a.C. comenzaron sus enfrentamientos con la floreciente ciudad de Babilonia, que acabó sometiendo a Ur y tomando su testigo de ciudad más importante de la zona. Los restos arqueológicos indican que Ur , una vez pasada su época de esplendor, sufrió unas enormes inundaciones que sumadas a las destrucciones de los babilonios y otras tribus asaltantes terminó definitivamente con la importancia de la ciudad. Algunos estudios indican que estas inundaciones pudieron ser las originarias del mito del diluvio universal citado en la Biblia. Por cierto, hablando de religión, es también la ciudad donde nació Abraham, patriarca de Israel, y desde donde partió antes de llegar a Judea.
Babilonia: Conocida por todos a través de la Biblia y situada también a orillas del Eúfrates, mantuvo una dura disputa con Ur por la supremacía de la zona. Se caracterizó sobre todo por sus grandiosos monumentos, sus lujos y su espectacularidad, dejando deslumbrado a todo aquel que llegaba allí, incluido Alejandro Magno y eso que este la conquistó cuando ya había pasado su época más dorada. Entre estos monumentos destacaron los Jardines Colgantes (que supuestamente consistían en terrazas repletas de plantas que acababan colgando al vacío) y la Torre de Babel, que parece que realmente se trataba de un enorme zigurat. Entre sus dirigentes destacaron Nabucodonor I y II, y sobre todo Hammurabi, que fue quien derrotó a Ur y que estableció el conocido como "Código de Hammurabi", el conjunto de leyes más antiguo de la Historia del que se tienen pruebas. Las acusaciones de perversión que la Biblia vierte sobre Babilonia parecen estar basadas en determinados ritos sexuales que los babilonios llevaban a cabo para celebrar determinados acontecimientos.
Ambas ciudades se desarrollaron en la región de Mesopotamia (hoy Irak) cuyo nombre significa "tierra entre ríos", en este caso el Tigris y el Eúfrates, y que da a entender la importancia que estos últimos tuvieron en el avance y el progreso de las poblaciones de su entorno, hasta el punto de dar a luz a dos de las ciudades de mayor importancia de la historia.
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