Durante mis ya olvidadísimas vacaciones de Septiembre reconozco que estuve un poco vaguete y que no dediqué a la lectura todo el tiempo que acostumbro, pero bueno alguna cosilla que otra si que leí, y una de ellas fue “Africanus: El hijo del cónsul” de Santiago Posteguillo, que se trata del primer número de una trilogía en torno a Publio Cornelio Escipión, quien sería conocido como “El Africano” debido a sus logros militares en aquel continente.
La novela histórica es probablemente mi género preferido… bueno, creo que si me pongo a pensarlo mucho realmente no sabría con cual quedarme, con que mejor si lo dejamos así y ya debatiré conmigo mismo en otro momento… bien, como decía, la novela histórica es mi género preferido, pero al principio no estaba seguro de cómo me caería este libro porque mi “consejero literario” no pudo acabarlo y a mi me entraron las consiguientes dudas. Al final me puse con él y tengo que decir que hubiera sido una pena no hacerlo porque la verdad es que acerté plenamente.
Este primer número de la trilogía de Posteguillo nos sitúa en el siglo III a.C., durante la Segunda Guerra Púnica, y por tanto con una Roma amenazada por el cartaginés Anibal. En este contexto nace Publio Cornelio Escipión, hijo del cónsul de Roma con el mismo nombre y que terminará convirtiéndose en general romano. Como os digo, al final la novela me ha encantado y he encontrado varias razones para recomendárosla:
1. Nos acerca a la figura de Anibal Barca desde una perspectiva muy realista. Como un gran estratega y general, una persona muy cabal y lejos del cierto salvajismo con el que se le ha retratado en otras novelas y películas.
2. Nos permite conocer bien (supongo que con el resto de la trilogía en mayor medida) el personaje de Publio Cornelio Escipión. La historia suele ser muy caprichosa y algunos grandes personajes con una importante relevancia histórica, como este Escipión, lamentablemente no han alcanzado la fama que merecían.
3. A pesar de la diferencia de edad, llama la atención el paralelismo entre la vida de Anibal y Publio, que viven sucesos parecidos en su juventud y alcanzan el poder con asombrosa precocidad.
4. Su lectura se hace enormemente amena, con un equilibrio muy adecuado entre descripciones, diálogos y batallas. En cuanto a estas últimas destaca que están narradas con un lenguaje muy fácil de entender sin que sea necesario conocer términos de guerra, viniendo además el libro acompañado de una serie de croquis que simulan los movimientos en dichas batallas (a ver si aprenden otros autores y editoriales).
Y 5 y último, la razón por la que creo que la novela me ha llenado más: cada página que lees, desde el principio hasta el final, ayuda a aprender y conocer un motón de personajes, detalles y pasajes históricos de la época. Una novela con una clara profundidad didáctica que en ese sentido me ha recordado mucho a “El Salón Dorado” de Jose Luis Corral.
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