Hipatia de Alejandría

El mes que viene se estrena la nueva película de Alejandro Amenabar: “Ágora”, una obra con marcado carácter histórico que promete ser una innovación en la carrera del precoz director español. Algunos igual ya conocéis la historia en la que está basada, pero otros es posible que no y quizá no venga mal comentarlo aquí ya que nunca está de más conocer la historia en la que se circunscriben las películas que hemos visto o, como en este caso, que vamos a ver.

Bueno, en primer lugar el título de la película podríamos decir que es un guiño a la historia y en concreto a la antigüedad griega y es que “ágora” es el nombre por el que se conocía en la antigua Grecia a la plaza principal de la ciudad, que actuaba como centro neurálgico de la misma y en la que se celebraban habitualmente los eventos sociales, políticos y comerciales. Para que todos lo entendamos, el ágora sería algo así como el equivalente al Foro de la cultura romana.

Ahora que tenemos claro el título vamos con el argumento histórico. La película está basada en la vida de Hipatia de Alejandría y aunque no sé hasta qué punto será históricamente estricta, supongo, por la sensación que da Amenabar como director, que habrá cuidado mucho estas cosas. ¿Pero quién fue esta mujer?

Hipatia fue una reconocida filósofa, astrónoma, matemática y profesora de finales del siglo IV d.C. que desarrolló su actividad principalmente en la antigua ciudad de Alejandría. Destacó sobre todo en la materia de filosofía aunque murió, al igual que Sócrates, sin dejar claras obras escritas de sus estudios y trabajos, por lo que, al igual que Platón hizo con Sócrates, fueron sus discípulos los que dejaron escritos los visos de sus ideas. Hipatia, en términos filosóficos, perteneció a la escuela neoplatónica, convirtiéndose en una gran maestra de esa corriente de pensamiento y acabando como directora de dicha escuela en Alejandría. En cuanto a su fe, se puede decir que no era cristiana y que ni siquiera profesaba ninguna otra religión. Y sobre su aspecto se cree que, a pesar de su humildad y su austeridad, debía de ser muy hermosa, llegando a enamorar a más de uno de sus alumnos.

Los logros que consiguió son más admirables aún si cabe si tenemos en cuenta su condición de mujer y lo difícil y extraño que era por aquel entonces ser reconocida no siendo un varón (más aún en campos científicos y del saber). Quizá esta razón contribuyó a que su figura fuera muy controvertida y que, a la vez que era respetada por sus colegas, discípulos y mucha otra gente de su entorno, otros grupos la despreciasen. El hecho de tener también tantos enemigos finalizó inevitablemente en su brutal asesinato cuando contaba con aproximadamente 40 años.

Los motivos concretos del asesinato de Hipatia no están del todo claros y los historiadores barajan varias hipótesis: que algunos grupos decían de ella que era una bruja, que era considerada una hereje por los cristianos o que despertó la envidia de muchos rivales son algunas de las más importantes. Quizá, y como muchas otras cosas en esta vida, la causa de su muerte no fuera algo concreto si no una conjunción de todo ello. En cualquier caso, lo que si está claro es que la humanidad perdió entonces a un personaje excepcional y que su desaparición pudo ser un símbolo de la decadencia en la que estaba entrando el mundo antiguo.

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