Muchas de las palabras que utilizamos actualmente son neologismos de nuevo cuño que se van incorporando poco a poco a nuestro vocabulario tanto oficial como "de la calle". En cambio el inicio de otras muchas palabras data de hace miles de años, pudiendo, como en el caso que nos ocupa, tener un origen de lo más curioso.
En su obra "La Iliada", Homero cuenta que en un momento de la batalla los griegos estaban siendo superados por los troyanos gracias a la intervención del dios Ares. Para remediarlo, la diosa Hera bajó también al campo de batalla y tomando la forma de Esténtor (personaje ideado por el propio Homero y famoso por tener una potencia de voz de 50 hombres) alejó mediante gritos a los soldados de Troya.
A partir de este pasaje y con el paso del tiempo, la expresión ha llegado a nuestros días, quedando recogida en el Diccionario de la RAE como: "Dicho de la voz o del acento: muy fuerte, ruidoso o retumbante".
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