En mi caso, todo comenzó hace ya unos 15 años con una especie de programa, que te permitía conectarte a una especie de foros, a través de una especie de modem que saturaba la línea telefónica. Recuerdo que el programa, o los foros, o lo que fuera todo aquello, se llamaba Infofútbol. Y recuerdo que había una sección para hablar o dejar mensajes sobre cada equipo, donde yo solía entrar en el del Athletic y me enfurecía al leer cómo muchos ponían a parir a Luis Fernández. Habría más mensajes, y más jugadores, y personajes alabados o criticados. Pero yo me acuerdo de los de Luis Fernández. Todo aquello era Infofútbol, y todo aquello fue para mi el inicio de Internet.
Hoy en día casi no sabría ni que hacer si no tuviera Internet, pero en aquel tiempo todavía estaba empezando todo. Tanto es así, que entonces aún no había ni webs, ni por tanto navegadores (o al menos todavía no habían llegado a mi). Eso llegó más tarde. Aquellas webs tan arcaicas y superestáticas, y aquellos navegadores donde tenías que teclear hasta el "http:/" o no te dirigía a la dichosa web. Estas, poco a poco, y con la normal evolución de las tecnologías, los PCs y las redes de conexión, acabaron derivando posteriormente en unas webs mucho más dinámicas, donde la interacción con el usuario se convirtió en el factor más importante. Era, y es, la Web 2.0, esa época tecnológica en la que aun nos vemos inmersos y de la que sus mayores protagonistas son los blogs, los foros y las redes sociales.
Y ahora, cuando mucha gente está todavía subiéndose a este carro, nos dicen que esa época está a punto de extinguirse y que poco a poco estamos ya poniendo los pies sobre la que podría considerarse la Web 3.0. ¿Pero eso qué es? ¿Qué nos queda todavía por avanzar? Pues lo que significa es que ya muchos usuarios estamos empezando a prescindir de la navegación tradicional por Internet, y en consecuencia dejando de utilizar los navegadores. Chrome, Explorer, Mozilla, están siendo ya pre-jubilados. La nueva forma de interacción con la red está recayendo, cada vez más, en las famosas "Apps" de los teléfonos móviles (o más bien smartphones), los tablets, o incluso los PCs. Cada vez es más numerosa la gente que no abre el navegador para consultar el tiempo meteorológico en la web, sino que tira de su aplicación "Weather"; cada vez hay más usuarios que no se conectan a facebook.com sino que acceden a esa red social a través de la "app" oficial de su iPad; y cada vez hay más usuarios que optan por consultar el correo electrónico mediante la "apli" Gmail de su Android o su iPhone. Eso, explicado por un mero aficionado, es más o menos la Web 3.0.
Pero además, a esto habría que añadir el espectacular aumento del fenómeno de la "nube" y el "cloud computing". Paulatinamente, gracias al avance en las velocidades de conexión de la red, se va extendiendo el almacenamiento y/o acceso a todo tipo de datos (música, ficheros, documentos, contactos...) en los propios servidores de las compañías ofertantes, sin necesidad de tenerlos almacenados en el disco duro de nuestro PC o dispositivo. En mi caso tengo mis contactos en Gmail, mis eventos y citas en Google Calendar, guardo determinados documentos y ficheros en Dropbox, escribo muchas notas (sobre todo para el blog) en Evernote, y escucho música exclusivamente a través de Spotify. Con la ventaja de que a todo ello puedo acceder en cualquier lugar donde disponga de una conexión de datos, bien sea desde mi móvil, mi PC de casa, el portátil del trabajo o incluso el iPad. Muchos sentirán, en parte con razón, algo de vértigo o miedo a esta nueva "forma de vida", e incluso últimamente he oído a algún experto declarar en contra de este almacenamiento en la nube:
"El uso del cloud computing es peor que la estupidez"
Richard Stallman (importante impulsor del movimiento del software libre)
Fuente: Technology Blog de "The Guardian"
No sé si será una afirmación interesada, o se debe más bien a mi desconocimiento, pero personalmente no estoy de acuerdo con esa declaración. Me parece que sería como decir que es mejor no meter el dinero en los bancos porque perdemos el control real sobre el mismo, o porque si este quiebra nos quedamos sin él. Algo que, obviamente, hoy en día nadie entendería. Yo creo que el avance de todo esto es imparable: los móviles, el libro electrónico, los tablets, la Web 3.0, la 4 5 6 7 y 8.0, la nube y el "cloud computing", y luego el avance de la nanotecnología, y los implantes de circuitos subcutáneos, y más adelante los servo-humanos, las naves espaciales, los viajes interestelares, los androides inteligentes y quizá la conquista de otros mundos.
Me gusta, y soy un gran aficionado a todo esto, pero coño, también reconozco que me pongo a pensarlo y me da un poco de miedo, o más bien vértigo. El otro día leí una artículo de Punset para la revista "Muy Interesante", en la que presentaba a Ray Kurzweil, un investigador y científico estadounidense especializado en la inteligencia artificial y la tecnología, y que venía a hacer afirmaciones como:
"En la década de 2030, podremos descargar nuestro cerebro, nuestro software mental, a cualquier soporte y hacer copias de seguridad"
"En el futuro los ordenadores actuarán de un modo muy parecido al nuestro, lo que incluye la inteligencia emocional: serán divertidos, entenderán las bromas... Nos fusionaremos con ese intelecto. Lo introduciremos en nuestros cuerpos y encéfalos, para estar más sanos y vivir más años."
Fuente: El hombre del futuro - Eduardo Punset (Muy Interesante)
¡No me digáis que no acojona un poco! Porque quien sabe, y no hablo en broma, si esto no se nos va de las manos, como tantas otras cosas, y dentro de 200 o de 1000 años no aparece un Skynet* que quiera quitarnos de en medio a los seres humanos. No sé... bueno, hasta entonces queda mucho y nosotros no lo veremos, así que por el momento disfrutemos con la parte buena de la tecnología, que la tiene, y mucha.
*Nota para los no-frikis: Skynet es el sistema diabólico que se rebela contra los humanos en Terminator.
Buena entrada Ricky....la verdad que lo que más flipado me ha dejado es que en 2030 (mañana como quien dice) podamos "descargar nuestro cerébro". Y es que yo sí me lo creo, aunque no sea literalmente así, algo parecido pasará.....para muestra un botón; basta recordar la explicación de Asimov sobre el devenir de internet en el 1988 (ayer mismo), al que supongo que poca gente creería o le escuchaban con cierto escepticismo....y aquí estamos!
ResponderEliminarLa verdad que sí da vértigo, respeto o lo que sea....pero bueno, como tú dices, disfrutemos de lo que ahora tenemos, y lo que sea, ya será..
Un abrazo.
Gracias tío! Igual ha sido un poco chapa, no? pero bueno...
ResponderEliminarYo también aluciné bastante con la predicción para 2030, pero como bien dices con el ejemplo de Asimov, y como comentaban en el artículo este de Punset, el avance es cada vez más rápido y lo que ahora vemos como imposible en pocos años acaba formando parte de nuestro normal día a día.
Un fuerte abrazo.