La conformación de los distintos países a lo largo de la Historia puede albergar casi todas las variantes diferentes que nos podamos imaginar: invasiones, independencias, desmembramientos, acuerdos pacíficos (o no tan pacíficos) de unión, nuevas fundaciones, etc. Sin embargo, pocos procesos serán tan curiosos como el del actual Reino Unido, que todavía hoy suscita dudas en la cultura popular en cuanto a su condición de estado/nación/país, o las regiones que lo integran.
A pesar de que el dominio inglés sobre Gales venía de tiempo atrás, puede considerarse que no fue hasta 1536 -año en que
Enrique VIII impuso finalmente las leyes inglesas mediante el
Acta de Unión- cuando
Inglaterra y Gales se unieron definitivamente y se dio el primer paso a la conformación del actual estado que, de vez en cuando y por comodidad, algunos todavía hoy continuamos denominando simplemente "Inglaterra".
En 1603, a la muerte sin descendencia de Isabel I de Inglaterra -última de la dinastía Tudor- es Jacobo VI de Escocia -hijo de
María Estuardo- el que hereda el trono inglés produciéndose así la conocida como
Unión de las Coronas por recaer en Jacobo los tronos tanto de Inglaterra como de
Escocia. A pesar de ello, esta unión solo estaba representada por el rey, y ambos reinos continuaron oficialmente separados más de un siglo hasta que en 1707 -durante el reinado de Ana I, última de la dinastía Estuardo- la unión se hizo oficial mediante un nuevo
Acta de Unión y ambos países pasaron a formar el
"Reino de Gran Bretaña".
Casi tuvieron que transcurrir otros cien años para que el siguiente miembro pasara a formar parte de la unión, y es que fue en 1800 cuando
Irlanda -ratificando también un
Acta de Unión- paso a formar junto con Inglaterra y Escocia el entonces conocido como
"Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda". A partir de entonces el nuevo estado vivió un largo periodo de progreso, con un mayor desarrollo del sistema parlamentario y el liderazgo de la Revolución Industrial.
El siguiente hito para la conformación final del reino nos lleva a 1919 y al estallido de la Guerra de Independencia de Irlanda. Esta finalizaría después de dos años con la partición de la isla: creándose en el sur el Estado Libre Irlandés -posteriormente convertido en República- y manteniéndose
Irlanda del Norte (aprox. 1/6 de la isla) como parte del Reino Unido, que esperaría hasta 1927 para cambiar definitivamente su nombre y pasar a denominarse ya como se le conoce hoy en día de forma oficial:
"Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte".
Como curiosidad, la sistemática evolución de la conformación del Reino Unido puede verse reflejada en la propia evolución de su famosa bandera, conocida como "Union Flag" o "Union Jack".